TESTIMONIOS / IVÁN

«Hacen falta días malos para darte cuenta de los bonitos que son el resto»

MI HISTORIA

Hola, me llamo Iván. Tengo 42 años y una familia maravillosa.

Os voy a contar brevemente mi historia.
En el año 2007 tenía 28 años, vivía con mi pareja y trabajaba como matricero.

Disfrutaba de mi tiempo libre compartiéndolo con familia y amigos. Tenía una vida de lo más corriente y normal.
Nunca sabes cuánto puede cambiar tu vida en solo apenas unos minutos, y eso fue lo que me sucedió.
Un pequeño bulto en el cuello y un poco de cansancio, lo cambiaron todo.
– “Linfoma de células grandes tipo B”. Esas fueron las palabras del médico, que tras una biopsia había puesto nombre a lo que me pasaba.

Debo reconocer que me asusté al escuchar el diagnóstico (me quedé paralizado, no podía creer que me estuviera pasando a mí, y los peores pensamientos vinieron de golpe a mi mente), pero por otra parte me sentí aliviado por tener un tratamiento para poder combatirlo.

Empecé el tratamiento con quimioterapia esa misma semana. Era el mes de agosto. Llegué asustado al hospital de día para recibir mi primera sesión de quimioterapia con R-CHOP. Todo era nuevo para mí: médicos, enfermeras, medicamentos…Quiero aprovechar para agradecer al equipo médico y enfermeras del Hospital La Fe el trato recibido durante aquellos meses, que pasaron de ser unos desconocidos a formar parte de mi vida y recuerdo de un modo entrañable.

Tu vida se paraliza y transcurre entre el hospital y tu casa. Lo más parecido a un confinamiento!

Fueron transcurriendo los días y las consecuencias de la quimioterapia fueron haciendo mella en mi cuerpo. En el cuarto ciclo tuve que ingresar por neutropenia. Dos ciclos después finalicé el tratamiento.

Fueron meses agotadores, cargados de cansancio, dolor y miedo. Pero finalmente, en el mes de diciembre recibí la mejor noticia: Remisión completa. No os voy a mentir, por lo menos en mi caso fue así, cuesta volver a retomar tu vida. Mi cuerpo no ha vuelto a ser el mismo, y el miedo a una recaída me acompaña siempre. Mis prioridades no son las mismas y el valor de las pequeñas cosas es ahora muy significativo.

Los años y las revisiones pasaron y yo seguí con mi vida: Viajé mucho, celebré cada cumpleaños a lo grande, rodeado de mi familia y amigos y en el año 2013 fui padre de un niño, que es mi TODO, y por el que me desvivo cada día.

Pero en 2015, empecé a encontrarme cansado y con dolor lumbar y de abdomen. Tras ir varias veces a urgencias, donde me realizaron analíticas y placas, en las que no veían nada anormal, decidí hacerme un TAC por lo privado, ya que el dolor era cada vez más intenso. Los resultados del TAC me llevaron de nuevo al hospital, para hacerme más pruebas y esta vez el diagnóstico fue “Linfoma folicular”. Los médicos dudan si el primer diagnóstico de Linfoma pudo ser erróneo y tratarse también de un Folicular.

De nuevo tuve que lidiar con la incertidumbre y el miedo. Pero esta vez el tratamiento con quimioterapia (R-BENDAMUSTINA) me permitió hacer una vida normal, ya que no tuve apenas efectos secundarios. De nuevo fueron 6 ciclos de quimioterapia y remisión completa. Durante los dos años siguientes tuve que ir cada 2 meses al hospital de día para recibir una quimioterapia de mantenimiento. Después de haber recibido dos quimioterapias, mi cuerpo tiene muchas secuelas. Y aunque aparentemente no sean visibles, noto que en ocasiones me impiden hacer vida normal.

El Linfoma folicular es un cáncer crónico, que tiene a lo largo de su evolución recaídas y remisiones. Soy consciente de ello. Por ello quiero hacer un llamamiento a los políticos para que se invierta más en ciencia, un valor seguro, que salva vidas y que nos puede dar a los enfermos la oportunidad de recibir los mejores tratamientos que nos permitan tener mejor calidad de vida y porque no, UNA CURA.
Quiero agradecer a todo el equipo de oncología del Hospital La Fe y a mi familia y amigos, en especial a mi mujer, por no soltar mi mano.
Mucha fuerza a todos los enfermos de Linfoma folicular. No debemos olvidar que “hacen falta días malos para darte cuenta de los bonitos que son el resto”.

                                                                                  Iván Montolío Izquierdo.